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Apuntes históricos
La piedra de las cuatro anillas
Casi todos los camuñanos hemos visto u oído mencionar la “piedra de las cuatro anillas”. Yo me encontré con ella allá por las postrimerías de mi infancia en el transcurso de una expedición solitaria, no sé si exploratoria o escaqueatoria, por las lomas del “Cerro-los-Bolos”.
He de decir que la visión de aquella extraña construcción me produjo una curiosidad notoria. La caseta era cúbica y de ladrillo, nada parecida al formato común de cualquier quintería y, lo más extraño, dentro no había cocina ni cuadra alguna sino una gran piedra cuadrangular con cuatro anillas metálicas, perfectamente encajada en una especie de marco del mismo material sobre el suelo. Una escalera exterior, que no dejé de utilizar, daba acceso al techo-terraza del edificio. Justo en medio de aquel cuadrado perfecto y sobre la vertical del centro de la piedra se abría un enigmático agujero.
¿Qué podía ser?, ¿Para qué podía servir aquello? No tardé en trasladar estas preguntas a diversas personas mayores que presupuse suficientemente informadas, pero las respuestas eran asaz dispares, los diversos “expertos” consultados solo coincidían en una cosa: la mucha antigüedad de la construcción, que en todos los casos, ancianos incluidos, superaba con creces los años de sus respectivas edades.

Por lo demás, algunos opinaban que se trataba de una marca de términos municipales, afirmando que una anilla pertenecía a Madridejos, otra a Villacañas, otra a Villafranca y otra a Camuñas, siendo el centro de la piedra la confluencia de los cuatro términos.No faltaba quien, sin acabar de refutar esta hipótesis, se aventuraba, sin vacilación, a afirmar que la piedra en cuestión lo que marcaba inequívocamente era el centro exacto de la península. Así pues yo me quedé sumido en la duda, sin acabar de decidirme por ninguna de las dos opciones dominantes. Justo es decir que, si bien estas versiones eran las más extendidas, también había quien relataba la existencia de un pozo bajo la piedra, que conducía a túneles de incierto recorrido.

A Villafranca de los Caballeros llegó el rumor de que el pétreo cuadrilátero sellaba una cámara con objetos de gran valor, lo que provocó varios intentos infructuosos de levantar aquella mole.
Cuán lejos estaba entonces de imaginar que, pasada la mítica barrera cronológica del año 2000, ya en pleno siglo XXI, me sentaría ante un ordenador portátil para dar una breve explicación sobre el verdadero significado y funcionalidad de la piedra en cuestión. Voy al caso:

Ibáñez de Íbero

 

En el año 1853, el ejército recibió el encargo de realizar una cartografía nacional más precisa y moderna que las existentes hasta entonces, a tal fin dispusieron elaborar una red geodésica que cubriera toda España y las colonias norteafricanas. La dirección del proyecto le fue asignada al coronel Ibáñez de Íbero que inició el trabajo en el año 1856. Podemos afirmar que fue aquí donde comenzó la cartografía moderna, técnicas, sistemas y conceptos que han servido y permanecido vigentes hasta los días del GPS.

El sitio elegido para trazar la primera línea, la primera base de triángulo, fue el término municipal de Madridejos, estableciendo un extremo en el paraje llamado “Carbonera” y el otro en las cercanías del cerro de los Bolos. El segmento tiene una longitud aproximada de 15 Km.
Las piedras fueron instaladas en abril del año 1858, el objetivo era establecer marcas inamovibles desde las que iniciar las mediciones, actividad que comenzó el día 1 de Mayo de 1859.

Así pués no hay una, sino dos “piedras de las cuatro anillas” Son gemelas y se conservan aún, así como las casetas que las contienen y las protegen. La del cerro de los Bolos está en la ladera noroeste, cerca de la Cañada Real Soriana Oriental (La vereda) y la de “Carbonera” se encuentra entre Madridejos y Turleque, es visible desde la carretera que une estos dos pueblos.

Creo, por lo expuesto, que estas piedras tienen una gran importancia en la historia de la geografía y la cartografía, en ellas se inició y de ellas parte toda la red geodésica española y no estaría de más que las autoridades competentes hicieran un pequeño esfuerzo para recuperarlas del abandono en que se encuentran y, como se dice ahora, ponerlas en valor.

 

Espero, mis queridos paisanos, amigos y lectores en general, que cuando veáis uno de esos cilindros blancos, esos en cuya base hay una placa que reza “Vértice geodésico” y que están repartidos por toda España, recordéis que forman una red cuyo primer punto, cuya primera línea se trazó en nuestra tierra.


Sobre esta cuestión podéis encontrar información más amplia y detallada consultando un magnífico documento de Jesús Rodríguez Zamorano en http://www.madridejos.net/geodesico/

                                                                       F.C.S.   210605                                                                          

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