Tomamos el camino hacia el oeste, en dirección Puerto Lápice. Tras 2500 m. aproximadamente, se incorpora otro camino por la derecha, unos 500 m. después sale, también por la derecha, un carril que se adentra en los olivares, hacia el cerro y que acaba en un caserío abandonado y en ruinas. Aquí dejamos el vehículo que hayamos traído e iniciamos la breve marcha.

Cruzamos el olivar en dirección al cerro y, donde acaban los olivos, vemos una senda amplia que asciende por la ladera. La rendija se ve perfectamente en la parte alta del roquedal. A veces la senda se pierde entre las piedras, por lo que caminaremos ascendiendo directamente hacia la siempre visible formación geológica.

Ahora podemos acceder fácilmente al interior y buscar las pinturas rupestres. Para los que no andamos versados en la materia la cosa no resulta fácil pero espero que el croquis adjunto aporte algo de ayuda.
Luego de ver las pinturas (o fracasar en el intento), descansar un rato, disfrutar de las vistas o lo que se nos ocurra, podemos ascender los pocos metros que nos separan de la cumbre del Tocón y contemplar desde allí lo bellas que son las tierras que surca el Amarguillo.