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Cuentos
y relatos |
TRISUL 7120 m. ¡No pudimos subir! |
Publicado en Valle de Elda
del 2-9-1983 y 9-9-1983 |
El 14 de Julio escribí en mi diario: “No, no ha terminado como esperaba; no se ha culminado el objetivo que tanto nos hizo soñar. No hay cumbre. No hay triunfo, pero tampoco hay vacío en el alma; por el contrario, la siento llena de sensaciones, repleta de nuevas esperanzas. Esperanzas que ya no se cifran en un día claro, como ocurría arriba en la montaña. Ya no hay días grises, ni el viento azotará ya más mi cara; ya no me preocupa la intensa nevada. Esperanzas que ni siquiera se cifran en volver a pisar mi tierra chica… mi patria. Hay ilusión por el reencuentro con los camaradas; saber que están bien, que todo se arregle con una pequeña intervención quirúrgica a tiempo y que todo se quede en nada. ¿Qué importa lo demás? Ya nada importa nada, hay que tener esperanza.” |
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Mi mano guiada únicamente
por los sentimientos y emociones de las últimas e interminables
cuarenta y ocho horas, reflejaba en el papel la sensación de vacío
que vivimos ___ quien sabe si horas o tan sólo minutos ___ cuando
el grupo de salvamento abandonó el Campamento base, perdiéndose
entre la intrincada cresta de la morrena glaciar. Alguno de mis compañeros,
comentó al dividirse el grupo ___ “es como si nos hubiéramos
quedado cojos” ___ otro, lacónicamente le respondió
___ “más vale cojos que huérfanos” ___ y en
aquellas palabras había como un erizante latigazo que definía
la extraña mezcla de tristeza y alegría para cuyo decantamiento
final habrían de transcurrir todavía diez largos días
antes del reencuentro con nuestros compañeros. Pretender explicar al lector, desmenuzando causas, situaciones, conceptos ideológicos y complicadas técnicas de montañismo, es algo que no puedo hacer en estas líneas por mi impotencia literaria y por la brevedad que este medio exige. Tan sólo informar sobre los hechos y el desarrollo de un plan de actividades es el propósito que hoy me guía correspondiendo así, aunque pobremente al calor y el apoyo recibido por tantos amigos eldenses. |
El Viaje |
Después de una
larga despedida, dejamos atrás el abarrotado andén del ferrocarril,
donde familiares y amigos nos han regalado un entrañable recuerdo.
Primero Madrid y luego en vuelo a Paris donde hacemos noche y aprovechamos
para visitar sus lugares más representativos. A primeras horas
de la tarde del día 15 de junio, despegamos vía Delhi, donde
aterrizamos al amanecer tras una corta escala en Karachi. |
Increíble burocracia |
Durante tres infames
días, andamos peleando de un lado a otro para recuperar los equipajes
de la aduana, permisos de importación y licencias de operación
para nuestros equipos de radio, compra de material y alimentos así
como los obligados trámites con el Indian Mountanering Foundation.
Por suerte, estamos concentrados en su cuartel general y esto facilita
las gestiones. Desde el primer día de nuestra llegada, está
ya con nosotros el oficial de enlace asignado por el gobierno. |
Alucinante trayecto | |
Por fin, el 19 de junio podemos emprende el viaje por carretera en un viejo autocar previamente contratado para llegar a Nandprayang el día 20 por la noche después de hacer escala en la ciudad sagrada de Rishikies; punto donde se inician los Himalayas y donde es obligada una revisión del vehículo antes de penetrar en la región de Hurtar Praders. En Srinagar, obligados trámites oficiales y también a lo largo de toda la increíble ruta son numerosos los controles de seguridad. Hoy contratamos también a nuestro cocinero y a su ayudante. |
Fin a la burocracia | ||
El día 21 de junio, nos desplazamos a Chamoli, la capital del distrito para efectuar las últimas compras de alimentos frescos y también a Ghopeswar para obtener el permiso del gobernador de la zona y la pertinente autorización para la contratación de porteadores. Al día siguiente nos adentramos río arriba siguiendo las bravas aguas del Nandakini River hasta la aldea de Ghat; último lugar donde un vehículo puede acceder tras 20 km de pista sin asfalto que recorremos atascados entre nuestros equipajes en la caja de un destartalado camión. En Ghat, presentación de credenciales y permisos ante el jefe del poblado y larga discusión sobre los sueldos para los porteadores; interminable tira y afloja que dura hasta bien entrada la noche (serán 9 días de jornal a 23 Rupias por día y carga de 25 kg por porteador, unas 320 pesetas). Por fin acabamos con los trámites burocráticos y estamos contentos. Se contratan 47 hombres.
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En marcha |
Al amanecer del día
23, nuevas discusiones con los porteadores y por fin nos ponemos en marcha
remontando el Nandakini River cumpliendo etapas en Sitel Sutil, Tatara,
Bhesarawour, Bucjani, Chandania Ghat y Home Hunt. Fuimos atravesando parajes
de inenarrable y virginal belleza; zonas selváticas donde la vegetación
es tan frondosa que no hay lugar para caminos o sendas que hemos de abrir
a golpes de machete entre el cimbreante bambú. Enormes helechos
al pie de gigantescos abetos, configuraban una curiosa mezcla de vegetación
tropical y alpina. En Sutol y también en Tatara, nuestro médico
pasa consultas masivas a la casi totalidad de las gentes de estas remotas
y olvidadas aldeas donde no han visto un médico desde la última
expedición japonesa en 1981. |
Altitud 5.480 m. – Campo 1º |
El 29 de junio, tras organizar los equipos en el Campamento Base (4.720 m.) iniciamos el reconocimiento de la ruta al Campo 1º y comprobamos los excelentes resultados de nuestro plan de aclimatación, tal es así, que el día 30 se traza el camino a lo largo del gran corredor que supera la primera barrera rocosa de la montaña, equipando con cuerdas fijas dos tercios del mismo y estableciendo el campo 1º a 5.480 metros de altitud en un amplio rellano colgado sobre el glaciar Ronti y fuera del alcance de los temibles aludes que recorren continuamente toda la pared final del TRISUL. Un total de 42 cargas serian subidas (sin ayuda de porteadores) en los últimos días hasta este campamento en continuas subidas y bajadas a lo largo del gran “embudo” equipado en más de su mitad de recorrido con 875 metros de cuerdas fijas que facilitan el repetido subir y bajar para abastecer de todo el materia y alimentos necesarios para el asalto final a la montaña. |
Altitud 6.240 m. _ Campo 2º |
La totalidad del grupo
ha realizado perfectamente la rotación técnica y la aclimatación
es increíblemente buena (ningún síntoma de molestias).
El día 7 de julio una cordada alcanza la cresta Terminal del glaciar
Ronti a 6.240 m donde se instala el segundo campamento de altura, tras
un intento que resulta fallido, debido a las continuas nevadas y al mal
tiempo (demasiado inestable) que en los últimos días persiste
en la zona. El día 8 se ocupa definitivamente este campo y el resto
del grupo llega a él al siguiente día para preparar el ataque
a los 880 metros que separan este Campamento de la cima. La moral es alta
y se contempla la posibilidad de una llegada en masa a la cumbre. |
El monzón |
Sobre la estrecha cresta
donde está situado el campo 2º, se levanta el empinado lomo
de duro hielo que nos cierra el paso hacia la arista cimera. Sistemáticamente
por tres veces, durante los dos primeros días de nuestra llegada
al lugar, el inclinado muro nos rechaza a una altitud de 6.560 m habiendo
podido equipar tan sólo 180 m de cuerdas fijas. El monzón
ha entrado en la zona y está claro, que ni el frío, ni la
nieve, ni el fuerte viento, van a dejar de obstaculizar nuestro avance;
pero también está claro, que las únicas armas de
que disponemos son la constancia y la resistencia y así elaboramos
un plan que nos permita continuar la escalada durante las noches, auxiliados
por linternas frontales, cuando, si bien la oscuridad es total y el frío
mayor; también siendo una constante que reflejan nuestras notas
meteorológicas escrupulosamente controladas durante toda la estancia
en el macizo, que durante esos periodos nocturnos, la ausencia de nevadas
es total y las nubes descienden bajo nuestros pies, dejando un cielo limpio
y estrellado. Para aumentar la capacidad de nuestra comida y poder prolongar
por más tiempo nuestra posición en el campo 2º, se
reduce el grupo de escalada a una cordada de ataque y otra de apoyo. Así
el día 12 una cordada desciende hasta el Campamento base para esperar
instrucciones.
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Decisivo día el trece |
A pesar del número
fatídico sobre el que ya habíamos tenido comentarios la
tarde anterior, es el definitivo pues no hay supersticiosos en el grupo
(ojala lo hubiéramos sido). Antes de la una de la madrugada, parte
la primera cordada con 500 m de cuerdas para acabar de equipar el helado
saliente. Más tarde el segundo grupo con alimentos, utensilios
diversos y una tienda de altitud para un proyectado campo 3º, necesario
en el caso de que hoy no tengamos tiempo suficiente para regresar al segundo
campamento al bajar de la cima. |
Descenso de pesadilla |
Desde el campo 2º,
mientras se prepara una hirviente sopa como único alimento del
día (larga tarea pues primero hay que derretir la nieve) se establece
comunicación con el Campo Base desde donde el médico da
instrucciones para el cuidado del herido durante el traslado, que ha de
ser rápido pues ya intuye la gravedad de la fractura. Una rápida
inmovilización y nos damos cuenta que ya está oscureciendo
cuando abandonamos el lugar. |
De nuevo juntos |
El día 24 de
julio con la llegada del segundo grupo a Delhi que por razones de ética
montañera retrasa su partida del campo base (hasta recuperar todos
los materiales y limpiar restos y quemar desperdicios) la alegría
es inmensa pues Serrano está bien a pesar de que debe continuar
en el hospital mientras se realizan las gestiones y trámites para
la reexportación de los equipos e informes gubernamentales. El
día 28 es dado de alta después de tres intervenciones quirúrgicas
y el 30 por la noche partimos de regreso vía París-Madrid
para llegar a nuestra ciudad el 1 de agosto. El reloj de la estación
indicaba las 8,30 horas. La aventura había finalizado. Juan M. Maestre |